El Camino no se puede aprender a través del estudio intelectual. Leer libros sólo llevará a una acumulación de conocimientos sobre el Camino. Este conocimiento impedirá seriamente el progreso de tu estudio.
El verdadero aprendizaje del Camino se produce a nivel subconsciente por todo el cuerpo. Si no puedes encontrar un maestro que pueda tocarte a este nivel de subconciencia, todos tus esfuerzos serán en vano. Acabarás con un gran conocimiento de formas sin ningún sentido y no serás mas que un mono amaestrado.
Un estudiante del Camino debe poseer las siguientes tres actitudes:
素直 (sunao): No hay una palabra equivalente a ésta en las lenguas occidentales. Sunao implica una actitud de apertura, el estar preparado para aceptar enseñanzas sin cuestionar nada, sin la necesidad de traducir lo nuevo en términos conocidos. Supone honestidad y humildad por parte del aprendiz. (Esta actitud no debería ser confundida con imitar irreflexivamente al maestro).
En Japón, hay muchas historias de aprendices que tuvieron que aguantar mucho tiempo las duras condiciones de sus maestros sin haber aprendido ninguna de las formas del arte que esperaban aprender. A pesar de que el aprendiz pudiera sentirse muy frustrado, el maestro estaba esperando a que el aprendiz sincronizara su Ki (energía) con el del maestro. Una vez alcanzado este punto, era fácil para el maestro enseñarle las técnicas del arte con poco riesgo de ser malinterpretado y el aprendiz podía profundizar en los secretos del arte.
Esta es la razón por la cual estudiar con diferentes maestros al mismo tiempo está mal visto en Japón.
一生懸命 (issho kenmei), con todas tus fuerzas: es la actitud de dar todo lo que tienes, en todo momento de tu aprendizaje. Con mucha facilidad, la gente economiza sus esfuerzos, evaluando cada tarea y ejercicio en función de la energía requerida. Entonces asignan su energía en consecuencia poniendo menos esfuerzo en tareas que parecen menos importantes y en ejercicios que consideran que ya han dominado. El aprender evaluando así, no es el Camino.
El aprendiz no está en posición de hacer este tipo de evaluaciones. Lo único que tiene que hacer es poner todo lo que tiene en todo lo que hace. “Aprende y olvida” es un buen consejo. Si, tras mil repeticiones, el aprendiz pone la misma cantidad de energía y se concentra en un ejercicio como lo hizo la primera vez, sin duda hará un buen progreso. Mantener esta actitud es más duro de lo que parece y es importante seguir supervisando los esfuerzos de uno mismo de manera crítica.
辛抱 (shimbo), paciencia, perseverancia, resistencia: Como todas las artes que profundizan, es importante mantener una práctica regular. Encontramos excusas con demasiada facilidad para no ir a practicar “sólo esta vez”. Esto sólo conduce a la excusa de la semana siguiente.
El progreso en Budo no es lineal. Hay altos y bajos. Durante los períodos de baja energía o de menos entusiasmo, durante épocas en las que sentimos que no estamos haciendo ningún progreso, es necesaria la perseverancia.
A menudo es durante estos períodos cuando se aprenden las cosas en un nivel subconsciente. ¡Cuántos han tirado la toalla al enfrentarse con su primer “muro”, con el primer gran obstáculo que les hizo sentirse inútiles y totalmente incapaces! ¡Cuántos han echado a perder la oportunidad de adquirir una percepción más profunda por falta de perseverancia!
El maestro es un profesor de frustración, pues ayuda al aprendiz a mirarse a sí mismo. ¿Qué puede ser más frustrante que ver tu propia debilidad? Aquí es cuando se pone a prueba la resistencia del aprendiz. El que mantenga el espíritu de perseverancia tendrá éxito.